SAN JUAN, PR – Julio 2019 – La mayoría, sino todos, sabemos quien es James Bond. El Agente 007, el que siempre se queda con la chica y siempre tiene la última palabra en cualquier situación. Astuto, rápido y profesional, y aunque todas estas características son ciertas del personaje, siempre hay una que se destaca: la ropa. Ese señor siempre anda de punta en blanco, así sea para ir al colmado. Pero, ¿por qué? Los códigos de vestimenta son cruciales en ciertos trabajos. Cómo te vistes puede determinar la conclusión de una interacción, cuánto respeto te da la gente, y hasta cuán bien haces tu trabajo. Un buen ejemplo de esto es la protección ejecutiva.
Esta rama de seguridad se presta para aquellas figuras de alta influencia social, política y monetaria que necesitan protección. En este campo, el nivel de atención a los detalles debe ser siempre de un 100%. De todas las cosas que un agente de protección ejecutiva tiene que saber hacer con gran habilidad, una de las principales es cómo vestirse.
Es importante determinar cuándo te quieres mezclar con el ambiente y cuándo quieres sobresalir. Cada espacio tiene su propia cultura y costumbres, y la ropa cae en esa categoría. Algo tan simple como el color en un par de mahones puede cambiarlo todo. Es parte del trabajo de estos agentes saber qué ponerse dependiendo de lo que la situación requiere. Tal vez tu cliente tiene una reunión en un restaurante informal. Ir con chaleco y corbata puede atraer atención no deseada. Los agentes de protección ejecutiva le deben seguir la corriente al cliente. El “spotlight” no es para ellos, es por eso que siguen el margen que el cliente establezca. A continuación, algunas orejitas para agentes de protección ejecutiva y para los que quieran verse bien para su “part time”.
Una parte importante de mantener un código de vestimenta adecuado es saber qué tallas te quedan mejor, qué ropa complementa las funciones del trabajo y cómo te ves. El problema de muchas personas no es la ropa que traen puesta, sino la talla en que la compraron. No te pongas ropa grande, demasiado holgada, pero tampoco tan pegada que si respiras profundo la camisa explota. Usa colores adecuados, no muy llamativos, que combinen contigo y entre sí. Y claro, evita patrones y colores muy llamativos a menos que el cliente lo pida.
Al viajar, un agente no se puede llevar toda su ropa en una maleta. Son expertos en empacar ropa para 18 ciudades en una maleta de manos. La expectativa es tener la habilidad de transformar un atuendo complicado a un atuendo sencillo y viceversa. Al cliente no le interesa que no tenías espacio, que no sabes combinar y que se te quedó la correa. Estos agentes empacan lógica y prácticamente. Anticipan la necesidad y se preparan. Se enfocan en el contexto de la situación y emulan la cultura que les rodea al momento. Además, se encargan de que su ropa esté en condiciones presentables aún en la situación más complicada y estresante. Piensa en eso cuando quieras empacar seis pantalones en una maleta para estar dos días en casa de tu tía, o cuando estés decidiendo si llevarte un pantalón de lino y no tienes plancha.
Los agentes de protección ejecutiva saben ponerse creativos rápidamente. Cargan el baño entero en una chaqueta con bolsillos estilizados adentro y afuera, usan pantalones de vestir con bandas elásticas que no hace que parezcan sudaderas y no tienen ni una sola arruga en su camisa. La conveniencia no debe sacrificar el estilo, ni el estilo la conveniencia. Carga en tu maleta una plancha para llevar, pañitos mojados, artículos para llevar, etc. La frase “nunca sabes cuándo lo vas a necesitar” se inventó para esta profesión.
Recuerda, esto es todo preparación para lo que pueda pasar. Si el cliente se siente más protegido con alguien en corbata a su lado, pues ponte la corbata. Si el cliente quiere que andes en chanclas, pues saca las chanclas. Pero imagina que te pidan usar tenis y tú llegues en zapatos de charol. Todo tiene su tiempo y espacio. El cliente tiene sus razones para querer que te veas de una forma específica, y recuerda al agente que no dio pie con bola. Todos recuerdan a los que hicieron el trabajo bien, y ahí es donde quieres estar como agente de protección.
Por eso les traje el ejemplo de James Bond al principio. Verse bien siempre es placentero, pero no siempre es necesario. Vístete para el trabajo que tienes, no para el que te da la gana. Ah, y plancha esa arruguita. Todo el mundo te la va a ver, créeme. No es tan chiquita ná.
Fernando Fernández, LPI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II
Presidente - Covert Intelligence, LLC
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