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EL CASO DE SUE ROYSTON Y LA VIOLENCIA MACHISTA


SAN JUAN, PR – JULIO 2020 – Perseverar te lleva lejos. Y muchas veces te puede llevar a la justicia. Sue Royston sabe de eso. Royston pasó por una experiencia horrible en el verano del 1973. Pero fue su perseverancia y fe en sí misma lo que le trajo resolución a la larga.


Ese verano, Sue tenía 26 años y se acababa de divorciar. Ya llevaba un año viviendo en Alaska. Su niña se estaba quedando con su papá durante esa temporada. Las circunstancias para cogerse un break de todo eran perfectas. Pero fue entonces, cuando más baja tenía la guardia, que un criminal se coló en su cabaña y la violó a mano armada.


Royston vio al hombre salir de su casa. Se vistió como pudo y les pidió a los vecinos que lo velaran mientras llamaba a la policía. El canalla caminaba por la calle como si nada. Cuando la policía llegó, ella se montó en la patrulla lista para darle la dirección en la que el tipo se había ido. La policía la ignoró y se empezaron a mover en dirección contraria hacia la ciudad. Quisiera decir que esto me sorprende, pero la realidad es que no me sorprende para nada.


Sue dijo en una entrevista sobre su caso que no les insistió porque al momento tenía 26 años y “con las autoridades no se pelea.” Me da mucha curiosidad saber cuántas víctimas pudieron haber ayudado a resolver sus casos casi inmediatamente si las autoridades les hubiesen hecho caso.


Justo después de lo sucedido, un vecino logró identificar al hombre. Aunque Royston también logró identificarlo por medio de fotos, él ya se había ido para el Navy, donde pasaría dos años. Un policía lo arrestó cuando lo paró por estar guiando con una luz rota. Royston decidió presentar cargos contra el sujeto.


Ya para ese entonces sería el año 1975 o 76. Un abogado trató de que ella abandonara el caso diciéndole que su nombre saldría en la primera plana si procedía, lo cual no era cierto antes y no es cierto hoy. Un fiscal le insinuó que su caso no iba a progresar porque no la penetraron con un objeto y no salió lastimada. Sue no solo tuvo que irse por encima de lo que decía la gente, sino que además tuvo que ignorar lo que las autoridades y los profesionales de la ley le decían. Dio la pelea porque ella sabía que era lo correcto.


Para mí es inaceptable que una mujer tenga que ignorar comentarios machistas en general. Pero, ciertamente, es peor cuando quienes los dicen son personas que deberían estar de su lado. ¿Cómo es posible?


El caso de Sue me pone a pensar en qué hemos hecho para mejorar con el tiempo. Claro, muchas de estas conductas son inaceptables hoy en día, pero todavía las vemos y las leemos en el periódico. ¿Qué hemos hecho como sociedad para mejorar el trato a las víctimas de este tipo de violencia? ¿Para mejorar el trato hacia las mujeres en general?


Nunca voy a poder ni imaginar el miedo que ella debió sentir durante su ataque y durante su jornada hacia la justicia. Y ese es el problema de muchos: como no lo pueden imaginar, no quieren aceptar que es una realidad por la que muchas mujeres pasan.


Nos gusta pensar que todos los policías cooperan y que hacen su trabajo, pero ¿cuándo escuchaste por última vez a una mujer decir con toda honestidad que “ese oficial me hizo sentir segura y protegida”? Nos gusta pensar que los abogados son personas honestas e imparciales, pero ¿cuántos de nosotros realmente confiamos en que los abogados y fiscales protegen de manera justa a una mujer abusada? Queda de todos desaprender estas conductas machistas, tóxicas y anticuadas.


Empecemos por creerle a las víctimas. Escuchemos a todas las mujeres que nos tratan de confiar sus experiencias. Vamos a responsabilizar a aquellos que hablan y actúan como si las mujeres y las víctimas fueran basura. En el momento en que piensas que la mujer “se lo buscó”, ya estás mal. No importa su conducta, la ropa que tenga, si está borracha o en drogas, nadie tiene derecho a maltratar o abusar de otra persona.


Y no me vengan con el argumento de que “los hombres también son víctimas”. Yo no estoy hablando de eso. No viene al punto. Si eres hombre y abusaron de ti, en confianza, cuéntamelo y te escribo una columna. Esta columna no es de eso. Es sobre las actitudes maltratantes contra las víctimas féminas, especialmente por las personas de poder.


Cambiemos nuestros criterios. Mejor tarde que nunca.


Fernando Fernández, PI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II, SPA

Presidente - Covert Intelligence, LLC

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