SAN JUAN, PR – Mayo 2019 – Recientemente, un equipo policíaco en Canadá reveló un nuevo método científico que ayudará a esclarecer montones de casos fríos. Les recuerdo que estos son los tipos de caso que, luego de un tiempo, no tienen más pistas. El progreso se detiene completamente hasta que una pista sale a relucir y revive la investigación. El método nuevo se basa en restaurar huellas dactilares que se han deteriorado con el tiempo, esperando a que la tecnología avance para poder analizarlas. Este descubrimiento podría ser la llave para traerle justicia a miles de víctimas y sus familias.
El experimento se llevó a cabo con una huella dactilar recogida en una escena de crimen del 1980. La huella está en una bolsa de plástico y con el tiempo se ha deshidratado, imposibilitando su uso como prueba. Esa huella se preservó con la esperanza de poder capturar al autor del doble homicidio de donde se recogió el espécimen.
El equipo de la fuerza policíaca Sûreté du Québec desarrolló una técnica que incluye el uso de humo, tintes y rayos láser para aclarar la huella en la superficie de la bolsa de plástico y extraerla exitosamente. Como la bolsa de plástico no es porosa, con el tiempo fomentó que la huella se deshidratara. La falta de textura que tiene el plástico también ayudó a que la huella se empezara a dañar durante sus 30 años guardada.
El proceso empieza echando humo de lo que nosotros conocemos como “crazy glue”, que contiene cianoacrilato (adhesivo industrial). Con la bolsa guindando de un gabinete cerrado, el pegamento se puso en un contenedor de aluminio para luego calentarlo a 80 grados Celsius. Un jarrón de 1500 mililitros con agua a punto de hervir se puso debajo del gabinete donde colgaba la bolsa. El objetivo era convertir el pegamento en vapor. Este proceso tardó 12 minutos en lo que esperaban que el pegamento hiciera su efecto en la bolsa.
Luego, se creó una mezcla de rodamina y metanol color anaranjado. La solución se regó bajo una campana extractora en el patrón que se hizo anteriormente con la pega. El exceso fue lavado con metanol puro, revelando finalmente una huella digital hidratada, con patrones claros y permanentes. Una vez la huella se secó bajo la campana extractora, se usó un láser para examinar la huella y una cámara para tirarle fotos.
Esta sería la primera pieza de evidencia genética encontrada con relación a este doble homicidio. Aunque es una huella clara y capaz de identificar a un sospechoso, no han tenido éxito encontrando al dueño todavía. La investigación continúa, y varios expertos del equipo dicen tener esperanzas de encontrar al criminal. De igual forma, este método podría revolucionar y revivir miles de casos que han quedado archivados por años sin respuestas.
Es muy emocionante para mí, como investigador privado, leer y aprender sobre estos descubrimientos. Me asegura que alrededor del mundo hay gente igual de comprometida que yo con la justicia. Igual que yo desarrollé una metodología de redes sociales para la investigación de personas desaparecidas aquí en nuestra islita, por allá por Canadá se inventaron esto para recuperar huellas dañadas, y alguien en otro lado va a inventarse otra cosa, siempre en búsqueda de la verdad. Casi se siente como si todos fuéramos una gran familia de investigadores regados por el mundo tratando de empujar la industria a nuevos límites tecnológicos y científicos. Una vez más vemos la importancia de preservar evidencia y ser pacientes, en vez de darse por vencido de la primera. El mundo de la investigación está lleno de sorpresas y personas con vocación. Siempre extiendo mi admiración hacia ellos: gracias por su labor y por su empeño en llegar al final del camino como debe ser.
Fernando Fernández, LPI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II
Presidente - Covert Intelligence, LLC
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