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EL ÁRBOL GENEALÓGICO TAMBIÉN ES EVIDENCIA


SAN JUAN, PR – Junio 2019 – Para mí, cuando alguien hace algo horroroso es porque confía plenamente que nadie nunca se va a enterar. Con horroroso me refiero, por ejemplo, a violar y asesinar (y en algunos casos hasta vise versa). Años atrás era mucho más fácil creer que nadie se iba a enterar de lo que pasara porque no existía la tecnología para llegar tan lejos en una investigación. Llevaban a cabo crímenes asqueantes y perversos, mataban, violaban y torturaban y nunca le tenían que rendir cuentas a nadie.


Hoy en día los criminales no tienen ese privilegio. La ciencia, junto con la tecnología, se mueven a velocidades increíbles. Ambas ramas aportan a la resolución de muchos crímenes. Ya era hora de que nos inventáramos algo para finalmente agarrar estos malhechores y traer justicia a las familias de las víctimas.


Les traigo el caso de Angie Dodge, de 18 años, violada y asesinada en el 1996. El caso fue un misterio total hasta hace poco. Sin evidencia concreta, Christopher Tapps pagó por el crimen estando en la cárcel por 20 años hasta que se descubrió un ADN que probó su inocencia.


El culpable es un hombre de Idaho de 53 años llamado Brian Leigh Dripps, Sr. ¿Cómo cerramos un caso de casi más de 20 años? La magia del ADN y la genealogía. La genealogía se define como “un conjunto de los antepasados de una persona o animal”. Luego de una extensa investigación genealógica se encontró al sospechoso. Las redes utilizadas principalmente fueron tres compañías que se dedican a ayudar a la gente a encontrar información sobre sus antepasados. Estas compañías, 23andMe, Ancestry y FamilyTreeDNA, se usaron para buscar genes que se pudiesen comparar con las muestras de semen en la escena del crimen.


Utilizando las tres redes genealógicas como si fueran una, varios científicos crearon la búsqueda ideal. El filtro buscaba hombres de la edad adecuada que pudieron haber estado en la escena o en la proximidad a la hora del crimen. La policía llegó a tener seis sospechosos. Aunque se realizaron entrevistas en las que se recolectó ADN secretamente para comparación, no daban pie con bola. Hasta que encontraron un séptimo resultado gracias a un obituario que conectaba con un niño nacido bajo un apellido diferente, a consecuencia del divorcio de sus padres. Este niño era Brian Leigh Dripps, Sr.


Para repasar: un hombre viola y mata a una joven en el 1996. Encarcelan a la persona incorrecta por 20 años. Gracias a la genealogía encuentran una muestra que concuerda con el ADN encontrado en la forma de semen en escena. La muestra recolectada de la escena es validada gracias a un obituario.


Esto implica que la evidencia de este caso se guardó hasta que fuera útil. Gracias a esta técnica, muchos casos se resuelven luego de décadas. En algunos casos explícitamente se guardan evidencias esperando a que los avances de la tecnología adecuados sean desarrollados para procesar dichas evidencias.


La justicia anda por caminos misteriosos. Como sea te va a encontrar y te va a reprender. Dripps negó los hechos tan pronto lo arrestaron, pero luego de una intensa interrogación confesó ser el culpable. La policía no está descartando a Tapp, porque parece todavía ser una parte integral del caso. La satisfacción que estos profesionales deben sentir luego de finalmente resolver un enigma que ha durado décadas debe ser increíble. Como investigador privado estar correcto es un placer del trabajo que conozco bien, pero algo a esta escala es motivo de celebración siempre. Ojalá y la tecnología continúe echando pa’ alante para terminar de resolver todos los otros casos que esperan ansiosamente la justicia que merecen.


Fernando Fernández, LPI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II

Presidente - Covert Intelligence, LLC

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