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SAN JUAN, PR – Diciembre 2018 – ¿Alguna vez te has preguntado cómo los investigadores privados llevan a cabo sus técnicas de vigilancia sin ser detectados? La parte más importante de una investigación es obtener información del caso mientras el mundo alrededor de nosotros continúa como si nada. Como moscas en la pared, un buen investigador privado domina el arte de desaparecer a simple vista. Debo recalcar que todos los métodos que utilizamos son calculados tomando en cuenta la individualidad de cada caso, a diferencia de lo que Hollywood te quiera vender.


Cuando se trata de capturar evidencia fotográfica hay varios factores que tomamos en cuenta. Nuestro equipo puede ser bastante grande y sofisticado para tener mejor alcance visual desde donde estamos acampando. Bajar la ventana del carro y sacar la cámara entera, enfocarla con paciencia y tirar una foto no es una opción, por lo que nos movemos rápida y naturalmente a la hora de sacar fotos. Si es un caso que necesita vigilancia extendida y/o más detallada, invertimos en cámaras ocultas o más pequeñas. Una buena opción son las cámaras de los teléfonos, cámaras que hoy en día tienen excelente resolución y cualquiera las puede tener.


Cuando vigilamos a alguien, es naturaleza humana querer acercarse lo más posible. Como investigadores privados, es lo primero que debemos evitar. Trabajar muy de cerca aumenta las posibilidades de que el sujeto deduzca que está siendo observado o que reconozca al investigador si se repite el error. Siempre tratamos de depender del “zoom” de la cámara para mantener distancia, pero a la vez llevar a cabo el trabajo.


No solo debemos mantener distancia, sino que también debemos mezclarnos con el público, ser parte del ambiente. Si vamos a vigilar un sujeto en un lugar específico, antes de tirarnos hacemos una búsqueda rápida de lugares públicos cerca del objetivo como cafeterías, parques, estacionamientos, etc. Igual nos vestimos y cargamos cosas que cualquier otra persona cargaría. Como libros para leer, computadoras, almuerzo, lo que sea que necesitemos para validar nuestra presencia en ese lugar y restar sospechas.


A esto se le añade que no perseguimos al sujeto día y noche. Durante nuestra investigación aprendemos sobre la persona, sus rutinas y hábitos, lo cual disminuye la necesidad de seguir constantemente. Debemos reducir nuestra presencia cerca del objetivo lo más posible para minimizar las probabilidades de que nos reconozcan.


Como siempre en la vida, hay que planificar para lo peor. Si alguien nos reconoce o nos topamos con un civil curioso, debemos tener coartadas creíbles y sólidas. Para esto, nos enfocamos en motivos por los que cualquier otra persona común estaría en ese espacio. No tratamos de escondernos o huir, ya que esto genera sospechas y hasta nos pueden descubrir. La clave es ser natural y actuar cotidianamente.


Estos son solo unos cuantos aspectos del trabajo y lo que conlleva ser un investigador privado. Como profesional que soy, debo aclarar que cada investigador tiene sus técnicas que son discutidas con el cliente de antemano y llevadas a cabo con delicadeza y en relación al contexto de la investigación. A veces hasta tomamos la precaución de andar en carros comunes que no llaman mucho la atención.


No quiero crear histeria, paranoia, o provocar que anden pendientes a sus alrededores más de lo común. Siempre es bueno enseñarles un vistazo de la labor que tanto respeto y crear conversaciones sobre esta profesión tan necesaria y tan malentendida.


Fernando Fernández, PI, BAI, CCDI, CDRS, CII, CAS, CHS-II

Presidente - Covert Intelligence, LLC

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